sábado, agosto 11, 2007

"Si no oigo mi corazón"

Hace un tiempo atrás, vi en la televisión, una novela con una mezcla bastante especial, bueno, vendría siendo como todas pero esta era distinta. Se trataba de unos motoqueros, que vivían de la velocidad y no le trabajan un día a nadie. La protagonista, una joven muy atractiva, delgada, y de familia adinerada tenia un novio por así decirlo “vago”. Dentro de esa libertad que la caracterizaba, mantenía una especial relación con su padre. No la típica en la que la hija es solo la niñita de papá, en realidad algo de eso tenía. En este caso, era su padre el único que la comprendía, y la hacia reflexionar acerca de la vida de una manera filosófica sin conceptos extraños sino tomados de su propia experiencia. Ese hombre, era como esos libros que se encuentran en tiendas viejas, con su cuerpo maltrecho y con sus hojas coloridas como el té en una taza. Esos que no llaman la atención de nadie porque su vida de libro se convirtió en una espera de aquel indicado para acariciar sus hojas, y embellecer su vida con el contenido. Este hombre, sin lugar a dudas era muy especial, de esos seres humanos que se ven cada 20, 100 o mil años.
Por desgracia, tanta felicidad no podía mantenerse toda su vida. El padre tuvo un accidente, no recuerdo si fue en auto, limosina, avión (este último cabe como posibilidad en el tipo de novelas con personajes adinerados). Murió, ese fue su final, la hija, después de ocurrida semejante desgracia, habiendo desaparecido de la faz de la tierra el único sustento no solo de plata también emocional que tenia, se derrumbo en un mar de lágrimas. Comenzó todo un espectáculo de quien se quedaba con la plata. Pero lo que me gusto de esta novela, y por este motivo seguí su sintonía, fue que ella no se preocupo por el dinero, independiente que la dejaran en la calle, no importaba, había perdido lo que mas amaba en la vida y lo único que le mostraba lo hermosa que era la vida en este mundo lleno de sufrimiento.
Cuando su padre murió, empezó a observar su vida, la vida de otra forma. Cada cosa que veía le provocaba una especie de lapsus en donde quedaba suspendida en el aire, inspirándose y sintiendo solo el dolor que le machacaba el pecho.
He aquí lo más bello de esto, en su corazón, en todo su cuerpo, sentía que su padre estaba aun allí, estaba con ella, y que no la iba dejar nunca. En su corazón su padre aun seguía vivo, a pesar de lo que otros decían, por supuesto, lo contrario, hasta su agraciado novio.

Fue tan especial ver como algo que parecía tan incoherente o incluso demente, tan instintivo le dio la razón, se mostró la verdad.
La joven comenzó a buscar a su padre, en algún lugar, en su moto, viajaba solo guiándose con el mapa de su corazón, no confió en su pensamiento ni en el ajeno, no aceptaba que su padre estuviera muerto aunque lo intentaba. Una voz, un calor en su pecho la llevaba a tomar su moto y escapar casi compulsivamente en búsqueda de su querido padre.
De todo esto, un día, dio con un pueblo, que no se encontraba en ningún mapa, se llamaba “El Tambo”. Pueblo tranquilo, lleno de paz, con preciosos colores en las casas, flores y árboles por todos lados.
Ella muy impresionada, comenzó a recorrer el pueblo hasta que encontró a una adivina, que tomo su mano y le dijo todo lo que estaba pasando por ella, le hablo de un dolor, el de no aceptar algo que se había perdido. Lo que vino a estropear aun mas a la joven fue que la adivina le dijo que confié en su corazón, que el, era el único que la llevaría a encontrar lo que perdió, a encontrar eso que tanto amaba. Que no vería con sus ojos, ni pensaría a donde ir, solo se guiaría por sus latidos.

En este pueblo repentinamente, había aparecido otro personaje, un hombre, un loco. Un hombre tan inocente como jamás en mi vida había visto. Era un loco, así lo veía la gente, pero un loco sabio, leía el tarot solo guiándose por el ojo no corrompido. Podía ver lo que le iba suceder a la gente, intentaba ayudarlos con lo que sabia para intentar evitar la desgracia, y lo mas importante, les decía que el destino no estaba escrito y que cada persona escribe su destino en el libro de la vida, por lo tanto, los sucesos que supuestamente estaban por ocurrir, podían remediarse.
Pero este loco sabio, siempre viajaba por otra dimensión, había perdido la razón, pero algo de su corazón le causaba dolor y lloraba en las esquinas cuando eso sucedía. Amaba a los animales, a todo ser que se le cruzara por enfrente.
Eso me hacia pensar que a pesar de haber caído en la “locura”, ya no ser un hombre de supuesta razón, algo lo hacia mas dueño de si mismo, mas verdadero que la verdad, algo que la razón jamás va superar. La esencia, el amor puro, lo único que nos guía cuando perdemos el hilo. El corazón.
Este personaje, llamado “Tambito”, se había convertido en el personaje mas querido del pueblo, ya que su presencia había provocado enormes cambios en las personas. Tambito fue como esa luz que nos ilumina cuando caemos en ese agujero tremendamente oscuro que nos hace tropezar.
Ese hombre, ese loco, quedo tan metido en mí como en los personajes de ese pueblo. Me hizo pensar en mi, en mi razón y lo que considero sin razón.
La joven que viajaba de pueblo en pueblo, buscando algo que su razón no consideraba coherente, al final encontró lo que buscaba. Ese loco, ese ermitaño, “El Tambito”, era su padre. Había sobrevivido del accidente que lo despojo de su identidad, de su vida, de su razón.
Cuando ambos se miraron a los ojos, dos sujetos envueltos en la supuesta locura de sentir algo que no debían, se sumergieron en la sin razón de la verdad, se encontraron. Todos los esfuerzos habían valido la pena, todo el dolor, todo lo malo que había dañado sus bellas almas, cobro sentido en un momento, en una mirada, en un abrazo.
“El Tambito” murió en los brazos de lo que era su dolor. Nunca se habían amado tanto como en ese momento y nunca se volvieron a separar, porque cada uno vivía en el interior del otro, sus corazones se pertenecían, ahora, mañana y siempre.
Puedo decir que esa novela fue la única que he visto y veré de verdad. Ni siquiera tuve que pensarlo, solo me deje llevar por algo en mi interior que permitió que viera tan bella obra de arte.

Por este motivo, decidí escribir de qué se trato esa historia. Porque hasta los días de hoy me hace derramar lágrimas al escuchar la hermosa canción que acompañaba ese amor tan especial. Creo que la única esperanza que tengo en este momento, es que mi corazón va ser el que me va salvar de mi propio dolor, que alguna vez me reconciliare con mi experiencia, y que volveré amar lo que alguna vez ame. En este momento agradezco que la vida me haya permitido conocer personas como el “Tambito”, porque son lo único que permite que me mantenga en pie. Gracias a mis hermanitos, a mis padres, a mi amigo, a ciertas damiselas que se cruzan en mi camino, a aquellos que están descansando en paz y aun viven en mí. Son todas estas personas las que no me permiten cortar mis raíces de esta tierra. Gracias por existir en mí.

Esta es la canción más bella que he escuchado y que inspiró estas letras. Espero que se animen a escucharla, solo para compartir en parte lo que me provoca.

Si no oigo a mi corazón (Pedro Aznar)

Ah, cuanto tiempo perdido en pensar
que la vida se puede explicar
Con veneno intenté curación
¿por qué confié en mi razón?
Ya en un mar de palabras me ahogué
y fue en vano quererlas creer
Pero al fin el castillo cayó
y adentro sólo estoy yo
Vos ya sabías que todo es parcial
que no hay mapa que enseñe a viajarq
ue es el alma quien debe cantar
Que sólo un tonto se pone a correr
cuando la lluvia le besa los pies
Sirve el tiempo su mismo licor
que cada año acelera el temor
que en mi copa se amargue el sabor
si no oigo a mi corazón.


3 comentarios:

Anónimo dijo...
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kika dijo...

hoy en dia es dificil encontrar a gente pura y hermosa de alma...
a gente sencilla e inocente en su ser...
que historia mas bella; el amor que salia de su interior iva guiando el camino de esa chik.

lo q es a mi el amor solo me trae recuerdos que me causan dolor...

mmm.. como siempre es un agrado entrar a tu blog. cada vez me dejas mas sorprendida y haces q' analice mi vida...
gracias..
fan :-)

Anónimo dijo...

es un poco lo que conversabamos hace unos dias, solo el amor que termina en muerte es amor. ¿cuando algo queda en la memoria, en esa forma de imagenes, sentimientos, representaciones, esas figuras fantasmaticas que algunas vez acariciamos con los dedos, acaso existen? la memoria como otro espacio existencial, cementerio de almas que se van pero quedan.

É Isso Aí " Una canción de amor, primavera y libros"

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