La
humedad recorría el rostro de Raiban, mientras se acercaba lentamente el frió de la noche, sus dedos sangraban un color negro con garrapatas. Agusanadas sus
carnes, no quería mirar, caminaba hacia un horizonte con los ojos hinchados de
tanto llorar, sin lágrimas, contenido, un llanto contenido que se convertía en
veneno, pus o muerte tal vez.- Estaba enojado como de costumbre. No era novedad
que la cosa mas mínima lo irrite ya que su amargura había llegado a la
cronicidad, sin remedio ni anti psicótico.
Aun, con sus desordenes de personalidad y
emoción, rabian quería morir. Pensaba, como lo haría, de hecho, ya estaba
muriendo, solo en el bosque, entre arboles que lo miraban con lastima, y le
recordaban a su madre, a su padre, o algo que le haya dado la luz, quería
acabar con su desgracia.
Pensaba
como el tiempo y la vida no valían la pena, solo para seguir pudriéndose en su
existencia cuestionada.- Pensaba y miraba sus zapatos café oscuro, rotos,
después de tantos años de uso. Agradeció por un momento no tener esas
alucinaciones que lo llevaban a destrozarse la carne de los brazos con la
cortapluma del vecino que encontró en el basurero.- Era de color rojo y decía
“Para ti hermano, con cariño”. Otra vez la nostalgia se apodero, y pensó incoherencias,
se pregunto si tenía hermanos, creo que sí, pero no los recordaba. Solo quería
morir y destrozarse, romperse el cráneo en una piedra y ver como la sangre
tibia acariciaba su rostro, como la única caricia que jamás tuvo.-
Pensó,
¿qué le faltaba para terminar su vida más desgraciadamente? Se dijo, he sido lo
suficientemente desgraciado ya.- De pronto, de su entrepierna sintió un liquido
caliente, sus pantalones se rasgaron sin motivo, sus piernas comenzaron a
hincharse, sus venas de color azul sobresalían asquerosamente a punto de
estallar, lo hicieron, a través de las costras que nunca cicatrizaban hace mas
de 10 años.- pensó, me dejare llevar, esta vez, no me resistiré y dejare que mi
mente me mate y ver qué sucede después, comprobar si efectivamente existía un
túnel o un más allá como habla toda la gente.-
Lentamente
y como un sueño se veía a través de él, destruyéndose, hinchándose, sus viseras
relucientes en su tráquea y a través del ombligo, dolían, pero no era consciente
de ello, ya no le importaba.-
Unos
brazos invisibles, tomaron su piel y los despellejaron, expulsándose
brutalmente todos sus adentros.- La escena era lenta, una piel rasgándose,
sangrando como una tubería rota, su columna se partió en 3 partes, sus trozos
repartidos por todo el bosque, sus piernas aun ligadas a su tronco, estaban
unidas solo por un hilo que las sostenía.-
Raiban
vomitaba, era verde, era sangre, y pérdida de existencia.- Sentía como la vida
se le iba, más bien la energía de su cuerpo, aun así, era tan desgraciado que
ni la muerte lo quería, había sido escupido cientos de veces por el infierno y
no podía morir.-
Su
cuerpo agonizante, temblaba tibio, un perro lamia las carnes y la sangre color
negro que salía de su abdomen e intestinos.- De pronto, el cachorro con ojos de
lastima lo miro, y lamió su rostro, no paraba de hacerlo, aparentemente, el
sabor de su cabeza le había gustado, pero no quería devorarlo. Se acostó a su
lado y lo cubrió con su cuerpo.- Sencilla y extraña compasión por tal maldito
engendro.-
Un
color extraño despejo sus ojos, era azul, luego verde, finalmente rojo,
despertó, con una extraña nube en sus ojos y a su lado, una seria de personas,
observándolo, otros tocándolo y no sentía nada, había caído del noveno piso y
no recordaba nada, ¿Se trataba nuevamente de ese sonambulismo psicótico y
suicida que intentaba arrebatarle lo único valioso que tenia. Su vida.
Raiban
analizo y se dijo, ¡otra vez, sueños entre sueños, escenas sobre escenas que
desconozco y me pierden. Quiero sanarme, quiero sentir, quiero vivir, ya no
quiero morir!. Era su yo, era su oscuridad que lo dormía y le mostraba un mundo
sin límites, lleno de atrocidades y pérdidas de límites corporales.
Observo
sus manos, estaban blancas por primera vez, abrió suavemente los ojos de su
alma y se vio en una cama, con un cobertor azul pastel y sábanas blancas con
bordados y encajes beige. Olía delicioso, estaba limpio, sin heridas, sin
costras y sus intestinos estaban en su lugar.- Inhalo profundo y miro a su alrededor,
una casa sin paredes y con sus cama entre los árboles. A lo lejos, el mar lo
saludaba con dulzura. La brisa del viento acariciaba su oído, y le llevaba todo
el aroma de la paz. Sintió sus ojos, sabia que ya no veían pero tenia en su
interior, un algo que le mostraba el mundo de colores, no era necesario ver,
porque veía de otra forma.
Su
alma, todo lo que proyectaba era su alma, a mitad de camino para sanar.- Sabia
que se debía convivir con el mal y con lo oscuro y que ello, siempre volvería
solo para que sepa que está ahí aunque ya no exista, aunque él ya no exista…
5 comentarios:
hola
nueve días hacían falta
Mensajes sin tiempo...se parecen a este pequeño diario sin público no escritor
Hola nuevamente
quien es? alguna pista?
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